Han pasado más de siete meses desde que más de 23.000 libaneses residentes en una treintena de aldeas ubicadas dentro del territorio sirio fueron desplazados. Estas aldeas incluyen Zeita, Mutraba, Hawik, Al-Samaqiyat, Al-Masriya, Al-Jantaliyah, entre otras. Desde la caída del régimen del presidente sirio el 7 de diciembre de 2024, los desplazados viven en condiciones dramáticas, habiéndose dirigido a varias regiones del Líbano, especialmente Hermel, además de Baalbek, Chtoura, Rayak, Zahle y el sur del país.
Un activista de esas aldeas declaró que el número de desplazados oscila entre 20.000 y 23.000 personas, ahora repartidas entre Al-Qasr, Beirut y otras zonas del Líbano, enfrentando condiciones de vida extremadamente difíciles. Afirmó que toda la ayuda que solían recibir—médica, alimentaria y financiera—se ha detenido por completo, complicando enormemente su día a día.
Los testimonios locales califican la situación como catastrófica: muchos no pueden pagar el alquiler de las viviendas que ocupan, y las necesidades básicas casi no existen. Estas personas luchan por sobrevivir en un contexto de absoluta precariedad, sin soluciones claras ni apoyo visible.
Por otro lado, una trabajadora humanitaria informó que el mayor apoyo ha venido del Estado iraní, que recientemente proporcionó una ayuda financiera significativa de hasta 1.200 dólares por familia, en un esfuerzo por aliviar el sufrimiento de los desplazados, a pesar de los limitados recursos del gobierno libanés.
Ante esta crisis, los líderes tribales libaneses y sirios parecen haber dado un paso adelante. El jeque Saad Hamadeh, de las tribus Hamadi-Khalidi en Hermel, reveló que hay una iniciativa individual de las tribus de ambos países, en coordinación con notables de ambas partes, para contactar con las autoridades sirias en Damasco con el objetivo de concertar una reunión con el presidente sirio Ahmad Al-Sharaa.
Esta iniciativa tribal refleja un sentido de responsabilidad y el deseo de encontrar soluciones reales a una de las mayores crisis humanitarias que enfrentan estos ciudadanos libaneses que han perdido sus hogares y medios de vida. El objetivo es abrir canales de negociación con el gobierno sirio para asegurar un regreso digno y seguro de los desplazados, o al menos garantizar sus derechos en medio de estas duras circunstancias.
La gran incógnita es si las autoridades libanesas y sirias responderán a esta propuesta, en un contexto de silencio oficial y falta de soluciones rápidas y concretas, mientras miles de familias siguen sufriendo en medio del deterioro económico y social.